miércoles, 24 de septiembre de 2014

La Historia y la Televisión

La dispareja relación entre una de las ciencias más interesantes y uno de los medios más multitudinarios.

La historia es una ciencia muy infravalorada, eso es una triste verdad que se hace aún más patente en países como nuestro México, pero aún así es de vital importancia tenerla siempre presente pues en ella están las claves de nuestra identidad como pueblo. También era una favorita de Nicolás Maquiavelo, quien veía en ella una maravillosa herramienta para analizar el comportamiento del hombre a través del tiempo, que a su vez permitía deducir máximas del mismo y más importante aún, de sus instituciones y estructuras sociales.

   Queda claro, pues, que la historia es mucho más que un simple conglomerado de datos y fechas; es el estudio de los procesos que las sociedades siguen e igualmente funge como instrumento de auto-análisis permitiendo incluso romper los ciclos nocivos en las mismas.


   A pesar de cuanto hemos dicho, debemos de reiterar el poco interés que suscita esta ciencia debido al rigor que requiere, pues seamos francos, la información con la cual trabaja no deja mucho espacio para emocionantes conjeturas ante los ojos del espectador común. Ante tan paralizante dificultad, han sido escasos los esfuerzos encaminados a difundir el entusiasmo por la historia entre el público a través de medios que la hagan más interactiva, por ejemplo, el cine o el que nos ocupa hoy, la televisión. Me referiré a trabajos que traten sobre historia, no a aquellos en que solo se use una ambientación histórica (los más frescos graduados de esta carrera se están dedicando a escribir best-sellers y al entretenimiento más que a la investigación).


  Las producciones de esta naturaleza se han enfocado hacia los géneros de comedia, y como podemos apreciar en algunas de las más exitosas como "Hysteria", "History Bites" o la más reciente "Historias Horribles". Mientras es notable que están destinadas a provocar interés en un auditorio joven, distrae bastante el modo en que se proponen lograr su objetivo. Es visible una deficiencia en el modelo: al dar demasiada importancia al humor el mensaje que se comunica acaba por quedar sepultado debajo de una interminable avalancha de chistes, que inevitablemente acapara la atención del espectador distrayéndolo del tema tratado.


   La otra queja, y debo decir, la más importante con respecto al tema es el tipo de enfoque que se hace de la materia. La historia es el análisis de un largo proceso humano y no es conveniente verlo como un desfile de próceres y hechos, como por lo general se presenta por medio de la televisión. He aquí el gran talón de Aquiles de lidiar con un tema tan denso en tan poco tiempo y de modo demasiado sencillo; este tratamiento forma en la percepción de un joven espectador una idea de la historia demasiado simplista, haciéndolo ver como poco más que datos curiosos y es esta percepción popular la que ha condenado a la historia a se relegada como un mero pasatiempo o un estudio inútil.

   Tampoco se trata de olvidarse de que se está hablando de televisión dirigida a niños y adolescentes por lo que tampoco se le puede exigir mucho, pero precisamente por consideración a su público debería hacer un esfuerzo por hacer entender mejor el propósito de una disciplina. Claro está, siempre estaré agradecido de que no se hayan rebajado a producciones sexploitation o splater ("coff" Spartacus "coff").

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