lunes, 7 de julio de 2014

¿Por qué hay que valorar la participación ciudadana en México?

El verdadero valor de conocer y actuar por nuestro país

Vivimos en un país con grandes problemáticas, una de ellas es la desigualdad. Eso no es negable y debe ser una de las prioridades a resolver. Tenemos distintas carencias, en nuestro país existe un número preocupante de personas que no tiene el poder adquisitivo ni si quiera para consumir alimentos, hay otras que no tienen acceso a servicios básicos como agua o luz. Ya ni pensar en Internet, computadoras, o en una clase media que pueda costear ocio, viajes, entretenimiento.

   Señalo lo anterior puesto que el tema que deseo tratar puede parecer superficial comparándolo con la cantidad inmensa de problemáticas que sufre este país; sin embargo desde mi perspectiva es todo lo contrario. Puede ser de gran apoyo para pensar soluciones.

   Y el tema es la participación ciudadana. Qué tanto se sabe de política, como es la relación de las instituciones con los ciudadanos y al revés. Como ven estos a quienes hacen política (ya sea en el aspecto formal entendido como cargos públicos o en el aspecto “informal”, por ejemplo ,el activismo) entre otras cosas.

   En nuestro país, la participación ciudadana está regulada en 29 estados. Chihuahua, Coahuila y Tlaxcala son las entidades con más mecanismos de participación ciudadana en contraste con Nuevo León e Hidalgo. Algunos de los mecanismos empleados en nuestro país son el referéndum, el plebiscito, la iniciativa popular, y la revocación de mandato.[1] Sin embargo no aplican por igual en todas las entidades. Otra forma de participación ciudadana son las Organizaciones No Gubernamentales (ONG).

   En el Senado existe una comisión destinada a este tema, se trata de la Comisión Anticorrupción y Participación Ciudadana creada el 27 de septiembre de 2012 e instalada el 3 de octubre del mismo año[2]. Formalmente hay mecanismos, están establecidos en la ley y en definitiva son avances. Cabe destacar que en el propio Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018 se habla de un “México Incluyente”. Observamos que en lo formal se encuentra la participación ciudadana.

   Sin embargo, existen temáticas que son controversiales y desatan el debate. Por ello, partes de la ciudadanía (ya sean ONG´s, estudiantes, académicos etc.) se meten al tema, entran al debate y en ocasiones se les invita a participar y escuchar sus opiniones ya sea en el Senado o en la Cámara de Diputados. A pesar de ello, considero que los legisladores no siempre mantienen está apertura (a la cual están obligados).

   Cito un ejemplo reciente: El pasado miércoles 2 de julio un grupo de personas integrantes del Colectivo por el Derecho a la Comunicación entraron al Salón de la Comisión Permanente en donde se dictaminaba las leyes secundarias en materia de comunicaciones para leer un comunicado y hacerles saber a los legisladores en que no se encontraban de acuerdo.

   La postura del senador Javier Lozano fue llamar a seguridad. Así, cerrazón. La senadora Alejandra Barrales pidió que se les escuchara. Pero esto no pasó, fueron desalojados y su comunicado se tuvo que leer fuera de las instalaciones, perdiendo la intensión que este tenía. [3]

   En lugar de tener la postura de escuchar todas las voces, de incluir a la ciudadanía, de fomentar la participación ciudadana y dar pie a combatir la apatía que se tiene hacia la política y los legisladores, este tipo de acciones la fomenta.

   Aquí otro ejemplo: El 26 de abril un activista de Greenpeace se colgó de una de las paredes del Senado sosteniendo una manta en donde se leía “Maíz transgénico, traición a la patria”. Cuando descendió fue inmediatamente sacado por el sótano 1. Otra militante vestida de negro también portaba una manta con la misma leyenda. De la misma manera fue desalojada sin que los legisladores escucharán que era lo que tenían que decir. [4]
Esto solamente nos indica que una buena parte de los servidores públicos ven a la participación ciudadana como un indicador más (que se implantó en el país por presiones foráneas, por moda) y no como potencial solucionador de problemas que aquejan al país. Por esto los invito a salir del dogma, a entender que la participación ciudadana no es perjudicial al Estado, por el contrario.

   Y también al activismo dogmático a considerar está posibilidad. No es suficiente marchar por inconformidad, no es suficiente ser la eterna oposición. Necesitamos que sus ideas y su modo de ver el mundo sean escuchados por aquellos que tienen cargos públicos. Y sobre todo, nuestro país necesita de soluciones.

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