Un caso en el que el fin no justifica los medios
La recién aprobada Reforma en
Telecomunicaciones se ha vuelto controversial debido a dos temas principales:
los beneficios a los monopolios de la materia y el rompimiento de la privacidad
de los usuarios para así poderlos tratar más como “sospechosos” que como
personas. Cabe preguntarse ¿por qué estás medidas que perjudican a las
mayorías? ¿En qué estaban pensando?
Centrémonos en la segunda: la
criminalización de la ciudadanía. Este mecanismo se encuentra desde tiempos
lejanos; el Estado y la propia sociedad necesitan de estabilidad para su
funcionamiento, por ello, entre el Estado y un sector de la sociedad buscan señalar
y criminalizar con términos como: “vándalo”, “revoltoso” o mi favorito, el
posmodernísimo “chairo”.
Sin embargo, este mecanismo sólo se
implementaba para un sector de la sociedad. Aquellas individualidades o
minorías que piensan de una forma distinta, que desean un cambio y que buscan
llevar su ideal a la acción han sufrido a lo largo de la historia este acoso.
Hasta ahora.
La doctrina de la Seguridad Nacional, en
palabras de Édgar de Jesús Velásquez Rivera, se sintetiza en una ideología
desde la cual EUA, después de la Segunda Guerra Mundial, consolidó su
dominación sobre los países latinoamericanos, enfrentó la Guerra Fría, fijó
tareas específicas a las fuerzas armadas y estimuló un pensamiento político de
derecha en los países de la región. Como ideología, reconoció sus orígenes en
una visión bipolar del mundo desde la que, supuestamente, Occidente, liderado
por los Estados Unidos, representaba el bien, la civilización, la democracia y
el progreso; mientras que la entonces Unión Soviética estaba al frente del mal,
el atraso y la dictadura.[1]
Desde la década de los ochentas, se
implementó una lucha contra el narcotráfico, la cual ha traído consecuencias
catastróficas tanto para la vida diaria de la ciudadanía como para sus
libertades. Con base en la obligación del Estado a garantizar la seguridad de las
personas y su propiedad (que en término de neoliberalismo ideal debe de ser una
de las únicas dos) se han justificado y endurecido métodos de control para el
combate al crimen. Estos métodos van desde cámaras de seguridad hasta vehículos
aéreos no tripulados (drones).
Resumiendo: con base en la paranoia al
avance comunista en EUA, la pérdida de control en el crimen organizado y la
escaza responsabilidad en el uso de drogas, los ciudadanos hemos ido perdiendo
libertades.
Uno podría pensar: bueno, el fin justifica
los medios; renunciar a algunas libertades es preferible a padecer de
inseguridad (de la cual siempre se ha padecido en distintos porcentajes a lo
largo de la historia). Se vale. El problema es que ni el fin justifica los
medios, ni los métodos de control son empleados para salvaguardar a las
personas y sus propiedades.
Caminamos pues, hacia una criminalización
de la ciudadanía. Ya no importa si eres pro o contra régimen. Da igual si
piensas que nuestro país es democrático y libre o si piensas que está bajo el
yugo de la burguesía. No importa, eres sospechoso y se te tiene que investigar.
No eres confiable y puedes representar una amenaza para el Estado (o en el peor
de los casos, para la corporatocracia que parece ser más jefe del mismo que los
propios ciudadanos). Da igual si piensas que la política sólo es para rateros y
tú como eres “gente de bien” ni te metes. Eres visto como criminal, estás
siendo tratado como un delincuente.
La Reforma en Telecomunicaciones permite la
geocalización (conocer en tiempo real donde se ubica una persona) sin necesidad
de una orden judicial, privando así de la libertad de transitar por donde te
plazca y sobre todo la privacidad. Estos datos serán almacenados durante un
promedio entre uno o dos años, atentando contra las libertades puesto que
pueden conocer todos tus movimientos, que haces, los lugares que frecuentas.
Sin ser un genio puedes basarte en eso para hacer un perfil del “tipo de
persona que eres”.
Sumado al ataque contra la privacidad están
los costos que esto genera en un país que no se puede decir exactamente rico en
términos monetarios. Genera un incremento de costos en las compañías que
seguramente se derivará en un incremento en los precios de sus servicios.
¿Dónde están los beneficios? Y en una sociedad con una cultura de la
corrupción, esa seguridad que buscan garantizar se puede convertir en un
aumento en los secuestros debido al tráfico de información.
Ya sé, “el que nada debe, pues nada teme
¿no?”. Pues no, no se trata de “deber algo”. Se trata de un respeto a la
privacidad de todos. Un respeto a la individualidad. Un sistema capitalista se
sustenta en la libertad y la propiedad privada, en un “laissez faire laissez
passer”, en la casi nula intervención gubernamental. ¿Y entonces qué pasó?
Mexicana, mexicano: la seguridad no justifica el que te traten como criminal,
el fin NO justifica los medios. Ya lo decía Benjamin Franklin: "Aquellos
que sacrifican la libertad por la seguridad no merecen ni la una ni la
otra."
-Por Samantha Venses
[1] VELÁSQUEZ, Edgar de Jesús. “Historia de la Doctrina de la Seguridad
Nacional”. http://convergencia.uaemex.mx/rev27/27pdf/Edgar.pdf
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