Un análisis sobre el rol de la mujer en la
actualidad
Primero
que nada, ¿Quién fue Cecilia Payne? Fue una astrónoma angloamericana quien, en
el año 1925, propuso en su Tesis de Doctorado que las estrellas están
compuestas principalmente por hidrógeno. Dicha tesis fue considerada por mucho
tiempo como la más brillante en su rama. Un dato interesante: Debido a su sexo
no pudo conseguir su título en la Universidad de Cambridge, lo que la llevó a
abandonar Inglaterra hacia EUA en 1922.
Regresemos
a 2014 y analicemos. Mujeres como Cecilia Payne, que con sus aportaciones a la
ciencia lucharon para lograr la igualdad de oportunidades entre hombres y
mujeres ¿Estarían orgullosas de las universitarias actuales? Lo dudo. Aclaremos
primero que lo señalado aquí no es un problema de género, sino de variables
políticas, económicas, culturales y sociales que nos llevan a concluir que el
statu quo nos ha ganado la batalla, más no la lucha. Sin embargo, por tomar el ejemplo de la
renombrada astrónoma, me concentraré en el género femenino.
Alguien
puede explicarme ¿qué ha pasado con el significado de ser universitario? ¿En
dónde quedé esa la búsqueda de la universalidad? La universidad en este mundo
“posmoderno” se ha convertido en un grado más, en una continuación de la
preparatoria. Es un eslabón más para especializarse, salir al mundo, convertirse en un asalariado, formar una
familia y ya.
Constantemente
se nos repite que nosotros formamos parte de una élite, que no cualquiera llega
a donde nosotros nos encontramos parados, que somos el futuro de nuestro país.
Es interesante analizar que, como mujeres, hemos conquistado en varios aspectos
la igualdad de oportunidades. Ahora todas podemos ir a la universidad, ser
maestras y hasta doctoras. No menosprecio la labor y el esfuerzo que costó
llegar a eso. Pero hay una barrera que no hemos roto, la barrera social y
cultural.
¿A
qué me refiero con esto? Se piensa que ya alcanzamos todo lo que queríamos,
podemos trabajar, ganar dinero, consumir. ¿Pero qué hay de los salarios? Un
ejemplo rápido: en Presidencia de la República, las 192 mujeres que trabajan en
esta oficina perciben 65 centavos por cada peso ganado por sus colegas debido a
que, hay menos mujeres que hombres trabajando en las mismas, y las mujeres
tienen acceso a menos puestos de responsabilidad. ¿Por qué?
Encontramos
en la mayoría de las personas una colonización de pensamiento. Y muchas veces
ni si quiera nos detenemos a pensarlo. ¿Por qué las niñas piensan que es mejor
ser como Paris Hilton, que como Cecilia Payne? ¿Por qué es más atractivo
asistir a un mega concierto que a un congreso sobre física? ¿Por qué es más
divertido hablar de zapatos que de química? ¿Porque el nivel de poder blando que
te insita a consumir se ha adentrado tan a fondo que ya ni lo percibes?
Y
no, no estoy diciendo que dejemos de lado lo que culturalmente nos ha
diferenciado de los hombres para hablar de química, física o etc. No, estoy
hablando de una masculinización de la mujer. Mi búsqueda y mi constante pelea
serán por una verdadera libertad. La libertad de decidir que mi modelo
aspiracional sea una científica social o una modelo sin que se menosprecie esta
o la otra. Que mi aspiración sea la de formar una familia o tener una vida
soltera e independiente sin que esto se vea “mal” ante la sociedad. Dejar atrás
esa imposición cristiano-capitalista de cómo debe de ser una mujer y de cómo
debe ser un hombre “bueno” y “exitoso”. Por desgracia esto lo veo muy lejano.
Regresando
a mi pregunta inicial, sostengo que nuestro tiempo necesita más astrónomas,
biólogas, físicas, químicas, economistas, sociólogas, politólogas,
antropólogas. Pero con una real y verdadera convicción. La lucha no se ganó
teniendo aulas con mitad mujeres y la otra mitad hombres; la lucha por un nuevo
concepto de progreso se gana cuando tengas a la mayoría del porcentaje de
personas dedicándose a una disciplina, innovando en la misma, convencidos de
que la misma les va a generar una satisfacción personal y una autorrealización.
No siendo perpetuadores de un sistema obsoleto ni estando en la misma por la
persecución de dinero para llegar al absurdo del consumismo como pasa en la
actualidad.
Y
aún en el supuesto de que tuvieras un mejor sistema, la lucha se gana cuando
tienes a personas que innovan para el mejoramiento del mismo. No a un puñado de
“princesas”, ni de “reyes”, ni de “juniors” que piensan que la vida se mide en
que tanto gastarías en cosas que no necesitas.
Nuestra
realidad nos llama a generar personas con convicciones. Propagar el ideal de
que una sociedad no progresa mediante una “mano invisible” ni mediante “el
poder del proletariado”. Una sociedad progresa cuando en la misma impera la
ética y no la moral. Cuando se encuentra la balanza entre el individualismo y
la colectividad. Cuando se trabaja por una libertad con responsabilidad.
- Por Samantha
Venses