lunes, 30 de junio de 2014

Apología Fotográfica

La defensa de una expresión más presente que nunca en nuestras vidas.


I
En un principio, el tiempo. Hablo entonces de un límite impuesto, de un paso, de un terreno. Te miro a los ojos, y tiemblo. Es momento. La figura descarnada, sin piel ni huesos. Solo antaño. Solo la mira inmaterial de un fusil apuntando a tu pecho. Así huele el futuro.

II
Viene a mí la amada vida, retozando en carne y blanda, blanca grasa. Formas que suspiran bajo la piel de plata, de curtida vanidad que se empeña en retratarse vulgarmente en un espejo. Dirían en otro tiempo que roba el alma ese relámpago instantáneo, quemando el rojo de la sangre y la melanina.

III
Hecho ya el retrato, hecha forma el instante, convertido en pasado el momento, aprisionado, aletargado, en una combinación de pigmentos electrónicos, microscópicos e inmortales, se piensa en la trascendencia. Elegiste no ser magia, robarle la abstracción al tiempo. Que en un principio fue límite impuesto. De un paso. De un terreno. De un fusil que todavía apunta al pecho.

IV

Pero sigue a salvo la fotografía.


-Por Gerardo J. García

jueves, 26 de junio de 2014

Renacer.

Quiero ser luz y cielo quiero dejar de estar muerto


Solo el daño y el tiempo marcan nuestra piel, el aroma de una vida que se va, la cicatriz del recuerdo que nos hace
palpitar en finita claridad. Hay soledad, necesidad de sentirme respirar, en un ocaso, en un pensar, el recaer y el sentir renacer.
  
La felicidad es el viento ufano, soplo de un anhelo, fénix
con alas cortas y amarillas desatando estelas rojas de prosperidad (alegría: una puta embriagada, sustancia gaseosa). Porvenir en la creencia de un aroma, en la melodía inaudible, la oración inefable, es la oruga de un dolor vuelto mariposa.

Dolor es la prosa en un verso, un suave contorno delineando una vida, un frio destello amamantando la virtud, ante tal probidad la dicha solo quiere frenar, detenerse y soñar;
no caminar solo, acompañarse de un aroma, de un tranquilizante suplicio. ¿Acaso no es el sentimiento mas sincero? ¿Acaso no es un mal benévolo? (dolor: madre metamórfica, sustancia liquida) ya la felicidad envidia su pureza, ya las lagrimas bañan los dulces contornos de rostros acaramelados. Dolencia es la maestra del alma, pues bien ya me ha enseñado que la vida la he de respirar con branquias.

Encierro un silencioso secreto, una encolerizada voz susurrando desahucio, espacios donde la tristeza fornica con un instinto mecánico, de sensación, monocromático; un espiral donde hay un loco afán, el afán por arrancarme el pecho, deshacer las cadenas, romperme las piernas y respirar un poco de agua, querer ser mar para bañar el horizonte y el sol me evapore, dejar de ser polvo quiero ser huracán y arrasar mi naufragio, quiero ser luz y cielo quiero dejar de estar muerto, quiero salir de entre las piernas otra vez.
  

(La media noche me concedió el descaso eterno, ahora que he renacido a la entera noche le digo). Que mi grito caiga en un espacio inaudible, mi sollozo en un teatro vació, ¡pero mis palabras sean deseadas por todos los oídos!

-Por 'Recio'

El Problema de la Reglamentación Municipal

Una reflexión sobre las leyes de nuestras localidades

Al inicio de este año solicité información al Ayuntamiento de Cuautitlán Izcalli, sobre las sesiones ordinarias de cabildo, específicamente: “el calendario anual (2014) de sesiones ordinarias del Cabildo del H. Ayuntamiento Constitucional de Cuautitlán, Estado de México. O, en su defecto, días y fechas en que se celebrarán periódicamente dichas sesiones durante el año dos mil catorce”.

Cinco días más tarde el Ayuntamiento daba respuesta a mi solicitud: sí sesionamos, no tenemos calendario.[1]

La Ley Orgánica Municipal del Estado de México, en su artículo 28 establece que: “Los ayuntamientos sesionarán cuando menos una vez cada ocho días o cuantas veces sea necesario en asuntos de urgente resolución”.

Sin embargo, mi interés no era saber si el Ayuntamiento cumplía o no  con su obligación de sesionar, sino cómo operaba el principio de publicidad prescrito en el artículo 16 del Reglamento Interior del Ayuntamiento y las Comisiones Edilicias.

Por ejemplo, en el artículo 8 del mismo ordenamiento, se establece como requisito temporal convocar con veinticuatro horas de antelación; convocatorias que, quizás,  rara vez se difunden más allá del edificio de gobierno. Por ningún medio.

Es decir, aunque formalmente existe o se prescribe la publicidad de las sesiones ordinarias de cabildo, sustantivamente no existe.

La opacidad de los municipios en sus diferentes funciones, es un problema serio y que ha trascendido a la jurisdicción municipal y no es exclusivamente un problema de reglamentación.[2] ¿O sí?

Cuautitlán Izcalli, es un municipio clasificado como Urbano Grande y calificado con Muy Alto (100), es decir, tiene reglamentada cada una de las 17 variables que evalúa el IRMB.
Desde luego el caso particular de Cuautitlán Izcalli no basta para inferir al resto de los municipios del Estado de México, mucho menos a los del resto del país.

La Reglamentación Municipal en el Estado de México
El problema de comunicación entre el orden gobierno municipal y los ciudadanos podría derivar en debates sobre diferentes materias: gasto público, comunicación social, transparencia, democracia, telecomunicaciones, etc. Pero... ¿Y la reglamentación?

El Índice de Reglamentación Municipal Básica 2008 – 2010,  creado por el Instituto Nacional para el Federalismo y el Desarrollo Municipal (INAFED), califica a cada municipio con base en 17 variables, cada una de ellas en función de las facultades establecidas en el artículo 115 constitucional:

En la siguiente tabla se muestra como se distribuyen los 124[3] municipios en las cinco calificaciones que asigna el INAFED.
Como se puede apreciar, de los 124 municipios evaluados, 52 son calificados con Muy Bajo y 42 con Muy Alto, siendo estas dos calificaciones las que concentran la mayoría de los municipios mexiquenses. A penas 30 son calificados de Bajo a Alto.
El Índice RMB utiliza la siguiente clasificación para los municipios: metropolitanos, rurales, mixtos, semiurbanos, urbanos grandes y urbanos medios. Se distribuyen en las cinco calificaciones asignadas por el INAFED de la siguiente manera:










El reglamento mejor evaluado es Bando de Policía y Buen Gobierno con un promedio de .96. Solo tres de los 124 municipios son calificados con cero, aunque no se podría asumir que no cuentan con dicho documento. Sin embargo, el INAFED no ofrece mayor detalle al respecto.

Por otro lado, el reglamento sobre Ordenamiento Ecológico es el peor evaluado con un promedio de .37. Sólo 47 de los 124 municipios cuentan con reglamentación en la materia.

Transparencia y Acceso a la Información tiene un promedio de .52, pues, 59 municipios no cuentan con reglamentación en la materia.

Participación Ciudadana alcanza un promedio de .39, 75 municipios son evaluados con cero.

Hay que aclarar que este índice no califica la calidad de los reglamentos.

Las calificaciones asignadas a cada municipio por sí mismas no dicen nada sobre la calidad de los reglamentos, mucho menos sobre su cumplimiento o el desempeño de sus gobiernos, únicamente se sabe que cuentan con tal o cual reglamento.

Tan grave es no reglamentar aspectos como la transparencia, la participación o en materia ecológica, como no cumplir con los reglamentos ya vigentes.

-Por Manuel Vázquez



[1] Oficio: SA/102/2014
[2] Además de un artículo, el IMCO realizo un estudio sobre la transparencia en los presupuestos municipales. Ver http://imco.org.mx/indices/por-que-nos-deben-interesar-las-finanzas-de-los-municipios/
[3] El municipio de Tecámac, aunque se incluye en el listado, aparece evaluado con “n.a.”.

¿Y tu que sabes? II

Un vistazo a nuestros “Intelectuales”


Cuando comencé por escribir el primer articulo de esta bonita serie buscaba, entre otras cosas, compartir artículos sencillos y fáciles de digerir. Por lo tanto, le pido una disculpa todos los intelectuales que me leen: Sí, tú, el que tiene tatuada una frase “intelectual” en la frente. Sin embargo, hoy los invito a que no sigan siendo esos intelectuales de pacotilla, aquellos que se refieren a trazados aleatorios como obras de arte simplemente porque el autor es reconocido a nivel mundial, sin tratar de generar un juicio propio. Y ese no es el único ejemplo, de igual forma, en todos los ámbitos de estudio hay gente que se dedica a no reflexionar.

   Hemos llegado a un punto en nuestra sociedad en el que es necesario el apoyo de todos para salir adelante social, cultural y económicamente, y perdonen si es un ideal muy grande, pero los “intelectuales” no resultan de mucha ayuda, y menos porque no son tan intelectuales, ya que siempre terminan apoyando las campañas y partidos políticos. Si ellos buscaran realmente contribuir en algo no tomarían el camino de la política. Cabe recalcar, que en tiempos modernos parece que no se es un “intelectual” si no se apoya a la izquierda: una izquierda resquebrajada por la corrupción y la falta de visión a largo plazo.

Entonces yo te pregunto a ti, mi sexy lector ¿Realmente podemos confiar en unos intelectuales que apoyan una izquierda quebrada? Y no hablo únicamente de esos pseudo anarquistas-intelectuales, incluyo también a los que tienen una larga carrera y se mueven por las altas esferas de nuestra mal formada sociedad, pero que no enfocan su conocimiento en promover un desarrollo general y que se sustente a largo plazo.

Sin embargo ¿Quien soy yo para que esos “intelectuales” dejen de lado sus intereses y hagan algo razonable y funcional por el país?


-Por Agua de Soja

miércoles, 25 de junio de 2014

¿Por qué necesitamos más mujeres como Cecilia Payne?

Un análisis sobre el rol de la mujer en la actualidad

Primero que nada, ¿Quién fue Cecilia Payne? Fue una astrónoma angloamericana quien, en el año 1925, propuso en su Tesis de Doctorado que las estrellas están compuestas principalmente por hidrógeno. Dicha tesis fue considerada por mucho tiempo como la más brillante en su rama. Un dato interesante: Debido a su sexo no pudo conseguir su título en la Universidad de Cambridge, lo que la llevó a abandonar Inglaterra hacia EUA en 1922.

   Regresemos a 2014 y analicemos. Mujeres como Cecilia Payne, que con sus aportaciones a la ciencia lucharon para lograr la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres ¿Estarían orgullosas de las universitarias actuales? Lo dudo. Aclaremos primero que lo señalado aquí no es un problema de género, sino de variables políticas, económicas, culturales y sociales que nos llevan a concluir que el statu quo nos ha ganado la batalla, más no la lucha.  Sin embargo, por tomar el ejemplo de la renombrada astrónoma, me concentraré en el género femenino.

   Alguien puede explicarme ¿qué ha pasado con el significado de ser universitario? ¿En dónde quedé esa la búsqueda de la universalidad? La universidad en este mundo “posmoderno” se ha convertido en un grado más, en una continuación de la preparatoria. Es un eslabón más para especializarse, salir al mundo, convertirse en un asalariado, formar una familia y ya.

   Constantemente se nos repite que nosotros formamos parte de una élite, que no cualquiera llega a donde nosotros nos encontramos parados, que somos el futuro de nuestro país. Es interesante analizar que, como mujeres, hemos conquistado en varios aspectos la igualdad de oportunidades. Ahora todas podemos ir a la universidad, ser maestras y hasta doctoras. No menosprecio la labor y el esfuerzo que costó llegar a eso. Pero hay una barrera que no hemos roto, la barrera social y cultural.

   ¿A qué me refiero con esto? Se piensa que ya alcanzamos todo lo que queríamos, podemos trabajar, ganar dinero, consumir. ¿Pero qué hay de los salarios? Un ejemplo rápido: en Presidencia de la República, las 192 mujeres que trabajan en esta oficina perciben 65 centavos por cada peso ganado por sus colegas debido a que, hay menos mujeres que hombres trabajando en las mismas, y las mujeres tienen acceso a menos puestos de responsabilidad. ¿Por qué? [1]

   Encontramos en la mayoría de las personas una colonización de pensamiento. Y muchas veces ni si quiera nos detenemos a pensarlo. ¿Por qué las niñas piensan que es mejor ser como Paris Hilton, que como Cecilia Payne? ¿Por qué es más atractivo asistir a un mega concierto que a un congreso sobre física? ¿Por qué es más divertido hablar de zapatos que de química? ¿Porque el nivel de poder blando que te insita a consumir se ha adentrado tan a fondo que ya ni lo percibes?

   Y no, no estoy diciendo que dejemos de lado lo que culturalmente nos ha diferenciado de los hombres para hablar de química, física o etc. No, estoy hablando de una masculinización de la mujer. Mi búsqueda y mi constante pelea serán por una verdadera libertad. La libertad de decidir que mi modelo aspiracional sea una científica social o una modelo sin que se menosprecie esta o la otra. Que mi aspiración sea la de formar una familia o tener una vida soltera e independiente sin que esto se vea “mal” ante la sociedad. Dejar atrás esa imposición cristiano-capitalista de cómo debe de ser una mujer y de cómo debe ser un hombre “bueno” y “exitoso”. Por desgracia esto lo veo muy lejano.

   Regresando a mi pregunta inicial, sostengo que nuestro tiempo necesita más astrónomas, biólogas, físicas, químicas, economistas, sociólogas, politólogas, antropólogas. Pero con una real y verdadera convicción. La lucha no se ganó teniendo aulas con mitad mujeres y la otra mitad hombres; la lucha por un nuevo concepto de progreso se gana cuando tengas a la mayoría del porcentaje de personas dedicándose a una disciplina, innovando en la misma, convencidos de que la misma les va a generar una satisfacción personal y una autorrealización. No siendo perpetuadores de un sistema obsoleto ni estando en la misma por la persecución de dinero para llegar al absurdo del consumismo como pasa en la actualidad.

Y aún en el supuesto de que tuvieras un mejor sistema, la lucha se gana cuando tienes a personas que innovan para el mejoramiento del mismo. No a un puñado de “princesas”, ni de “reyes”, ni de “juniors” que piensan que la vida se mide en que tanto gastarías en cosas que no necesitas.

Nuestra realidad nos llama a generar personas con convicciones. Propagar el ideal de que una sociedad no progresa mediante una “mano invisible” ni mediante “el poder del proletariado”. Una sociedad progresa cuando en la misma impera la ética y no la moral. Cuando se encuentra la balanza entre el individualismo y la colectividad. Cuando se trabaja por una libertad con responsabilidad.

- Por Samantha Venses