Una odisea marina de proporciones cetáceas
Hace días decidí duplicar mis esencias en un
estrepitoso viaje de procreación, eso hubiera sido mejor que lo que en realidad
pasó, pues lo único que quería era huir y ¡qué mejor lugar que Tijuana!, la
ciudad mas cálidamente fluorescente, un lugar para olvidar, muy parecida a
“Cangrejolandia”, mi lugar natal, o eso me hicieron creer los medios para dejar
de preguntar.
Durante
mi travesía visité el Mar de Cortés, un lugar demasiado azul para mi gusto y
muy cálido como para que una beluga decida allí perder su rumbo, una tierna
ballena blanca de curvas gordibuenas, mirada estereoscópica y un aparato
reproductor perfecto. Me hicieron olvidar por un instante que se encontraba
varada pidiendo auxilio -o eso creí yo- ahogada en aires que no podía respirar,
aquellos vientos tóxicos, el aire del prejuicio. Me tomó seis segundos
rescatarla ¿o fueron siete? Tal vez, lo importante es que en ese preciso
instante ella me dijo “¿estás bien?”.
Tic
tac, es momento de olvidar
Pasaron
las horas necesarias para hacer llegar la noche, era momento de arribarla en
aquél motel "Nuestro mar" con agua caliente. De inmediato quise
restregarle mis huevos, ¡y no me mal interpreten! Esto no significa que yo
fuese un cangrejo hembra, sino que soy "un verdadero pervertido".
Montado en ese suave manto cetáceo, blanco como su ártico natal pero cálido
como si las aguas del Caribe la hubieran bañado de su esencia, su relinchar de
yegua alegre simplemente hacía temblar mis tenazas aferradas de sus apestosas
aletas. Por seis minutos ¿o fueron siete? Tal vez…Fuimos brisa y marea, pies y
cabeza, erotismo y pornografía a la vez, hubiera preferido que fuese más
tiempo. Apuesto que ella también lo hubiera deseado, pero no soporté... Era
momento de manchar de espuma nuestro mar.
Después
de culminar en repetidas ocasiones nuestro fugaz apareamiento, quedamos los dos
recostados sobre la levedad de las olas mansas mirando el eterno firmamento,
entonces, ella me dijo: ¿Crees que el sol y la luna hagan lo mismo que
nosotros, un fugaz ciclo de apareamiento? ¿Y que el día y la noche sean
consecuencia de su eterno cortejo? -añadió- ¿Que si un día la luna decide
terminar con esto, el astro sol se suicide por amor y las lóbregas noches se
vuelvan eternas? Yo le contesté: ¡no seas tonta! El día y la noche son consecuencia
del efecto de rotación del planeta... Los dos carcajeamos hasta dormir.
A la
mañana siguiente me encontré con un viejo amigo, su nombre era Pánfilo, nos
conocíamos desde que éramos zoeas. Me platicó que era momento de zarpar a la
mar, pues “Cangrejolandia”, mi ciudad natal, llegaba a su ocaso. Yo no quería
partir dado que había hallado a la beluguita de mi corazón, él por supuesto no
lo entendió y llenó su duro caparazón de cerrazón; al final me convenció de
salir en busca de un nuevo hogar, nuevas tierras donde los medios no
difundieran su emisión, ese era mi destino, mi misión... Era momento de decirle
adiós.
-¡Beluga
de mi corazón, la casualidad de nuestro encuentro terminó!
-Causalidad…-me
replicó.
-Bueno,
lo importante es que tengo que salir en mi misión, nuevas tierras aguardan,
hembras más buenas esperan, a la batalla con los medios debo darle fin.
-El
fin está en tí.
-Gracias,
pero el punto aquí es que no me podrás acompañar, solo los de duro caparazón
pueden soportar la travesía
-Al fin
que ni quería ir.
Ella
sonrió y pude ver por qué la llaman odontoceta, ya podía ver sus defectos y sé
que también podía ver los míos. Ella me preguntó dónde quedaría, a lo que
respondí:
-A
veces hay un gran caballo en el dormirás con tranquilidad, es el gran caballo
blanco tu nuevo hogar, pues ya no hay cangrejos en “Cangrejolandia”, beluga de
mi corazón, sólo queda la desolación, un árido recuerdo como una laguna mental.
¿Quieres saber la verdad? ¿Cómo es que esto sucedió? Te lo diré, los medios atacaron
ferozmente, el primero en caer fue la garganta, agonizaba como cerdo,
"descanse en paz". Por la retaguardia, el estómago pidió clemencia
pero la esencia le perforó sin piedad, "descanse en paz". Al último,
el valiente hígado dejó de trabajar para luchar, "descanse en paz".
Así es amada mía, murieron por su alcoholismo…Pero no estés triste, tú bien
sabes que se lo buscaron, ya seca las lágrimas que las ballenitas no pueden
llorar, ya limpia tu boquita que aún puedo ver el pescado entre tus dientes.
-Cuéntame
de aquél caballo blanco, aquél donde dormiré tranquila.
-Mira,
no tengo tiempo, mi barco ha de zarpar, hay un momento para todo.
Tic
toc, es momento de llorar
El
alma tocó a la puerta, era tiempo de arribar con una fuerza descomunal pero
sólo callé la boca y me retiré, me armé de valor y la miré por última vez como
si valiera la pena, bajé la vista a sus caderas marinas respondiéndome con una
mirada salada.
Era el
adiós fotónico, eterno... Aunque para mí no lo era, quería decir cuánto...
Quisiera decirle que es todo un deleite poder mirarle a los ojos y contemplar
esa discreta belleza que viste, decirle "amo tus escamas cubiertas de
sudor manso, dándole brillo al pelaje de aquellas piernas de toro de lidia;
extrañaré tu ensanchado espacio por cetáceos desesperados, el castigante olor
de tus fosas allanadas, no olvidaré el graznar de tu pico ni el rasguño de tus
tenazas, mi morena tibia, a veces rubia de cero absoluto, la bestia de mi
corazón”.
36
segundos transcurrieron en silencio, un golpeteo en mi lóbulo frontal me
reanimó y tan sólo pude decirle: ¡Lárgate ballena, que los pescados esperan! Yo
supuse que tendría hambre... yo supuse. No quería irme, no quería.
Desperté
la mañana siguiente en alta mar, me sorprendió que el Sol ya no estuviera con
temor en las palabras, le pregunté a Pánfilo si el gran astro había muerto, si
la tristeza lo llevó al suicidio por la hegemonía de la Luna y él me respondió
“Son las 5:36 de la mañana, aún no amanece pendejo”, los dos carcajeamos hasta
las lágrimas.
Tic
tac, es momento de recordar
Cayendo
en un profundo sueño, saltando del puente de mi más profundo
consiente, sumergido en el estrecho río del recuerdo, llegó a mí el momento en que nos
conocimos. Las gorgoreadas voces daban vueltas sobre mi, eran sus palabras.
-¿Estas
bien? luces afeminado
Me
sorprendió su pregunta y su afirmación, y aún más que vinieran de alguien que
se ahogaba, me pregunté ¿quién salvaba a quién?
-Perdón, pero no es mi intención insultarte, mas bien reconfortarte,
pareces temeroso, lo siento en tu mirada
-Será por que casi te mueres, ¿adivina?
-Bueno, no importa, algún día me darás las gracias.
-¡¿Qué le pasa a esta pendeja?!
-Dime, ¿cómo te llamas? ¿De dónde vienes?
-Soy un cangrejo y soy de “Cangrejolandia”
-¡Qué extraño eres! para ser un cangrejo luces muy joven, en dado caso
tan sólo eres un megalopa
-Ja, ja me muero de risa
-Gracias por venir en mi auxilio, me advirtieron que no me metiera a
nadar, que las corrientes podrían ahogarme pero no me resistí, las playas en
mar de Cortés son muy bellas, por cierto, mi nombre es Alejandra y déjame
decirte algo... No eres un animal.
-Por 'Recio'
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