El mundo estuvo de luto, no una, no dos, no tres semanas… estamos a punto
de cumplir su tercer aniversario luctuoso y aún la gente llora por su
defunción. La fé en la humanidad se perdió con su muerte. Suicidios se han
realizado en protesta de la gran injusticia de la “baja” de este gran ser humano.
“Ser o no Ser”: ya no importa la cuestión de “Ser” si no hay motivo para ser.
No hay quien pueda llenar el vacío que nos dejo su partida. O, ¿si lo hay?
-¡Oigan tengo una
idea!- exclamó alguien- Antes de decirla, seamos total y completamente honestos
con nosotros mismos: ¿Quién en el mundo era mejor que él? A mi gusto, nadie;
¿Quién lo puede suplir? Por supuesto, que nadie; ¿En él se encontraba la esperanza en la raza humana?, él era (o mejor
dicho, es) lo mejor de esta especie. Por lo anterior ya expuesto propongo algo.
-Vayamos todos, he dicho todos a los que sí les importe nuestro mundo y crean aún en él- dijo alguien muy emocionado- a rescatarlo de la muerte, a sacarlo del submundo, a revivir a nuestro mesías.
-¡Sí!- gritaron todos- vamos a las puertas del inframundo a exigir su liberación y que lo reintegren al mundo de los vivos. Amén.
Y la multitud llena de
júbilo fue corriendo a donde se encontraban las mismas puertas que daban acceso
al otro mundo. Uno nunca sabe de lo convincente que puede llegar a ser una
multitud enardecida y cegada por el fanatismo… quizás hasta obligar a la “Vida”
a volcarse contra ella misma.
-Por Augusto Montero
No hay comentarios:
Publicar un comentario