Evidentemente, se podrá reprochar que existen varios elementos para desacreditar una analogía que, como la que se presentará en este texto, pretende relacionar y poner dentro de la misma categoría a los caudillos revolucionarios y a los D.T.s de la selección mexicana, pero deben también de entenderse los puntos claves que hacen de ésta una analogía, no solo un tanto divertida, sino que además acertada en un buen porcentaje.
Trataré primeramente el mejor argumento que se puede tener en contra esta idea: Cierto, los líderes "políticos" del fútbol mexicano son, en el mejor de los casos, Justino Compeán y Decio de María; en el peor de los casos, los medios de comunicación y los patrocinadores transnacionales como Coca-Cola y Banamex (Citigroup). Sin embargo, habrá que aceptarse que el liderazgo deportivo del que se deriva el eventual fracaso o triunfo del 'Tri' es, quizás erroneamente, atribuido al D.T. y no al sistema social-empresarial, del mismo modo que muchas veces el eventual fracaso o triunfo del devenir nacional se le atribuye al presidente y no al sistema social-político.
Entre los años de 1910 y 1920, México tuvo nueve presidentes (Díaz, León de la Barra, Madero, Lascurain, Victoriano Huerta, Carvajal, Carranza, de la Huerta y Obregón); por otro lado, entre los años de 2004 y 2014, la Selección Mexicana tuvo ocho D.T.'s (La Volpe, Sánchez, Ramírez, Eriksson, de la Torre, Tena, Vucetich y Herrera). Como se puede ver, la analogía se justifica, por más que haya una diferencia de uno en la cantidad, si el Piojo falla en este mundial y es despedido de su puesto entonces la semejanza sería asombrosa. Esta falta sin embargo se justifica con otras semejanzas, por ejemplo, el hecho de que LaVolpe, el primero de los ocho, haya sido el único con la posibilidad de completar un ciclo mundialista, mientras que Don Porfirio, el primero de los nueve, haya sido el único en completar un ciclo presidencial, con suerte, Miguel Herrera, el último de la lista al igual que Obregón, podrá terminar su ciclo también.
La explicación debo de desarrollarla de manera resumida debido a la naturaleza de este artículo, aunque posiblemente sea un tanto compleja. En modo de síntesis, se puede decir que ambas son causadas por una inestabilidad social provocada principalmente por el legado de una etapa de rotundos fracasos: políticos (como el del Siglo XIX mexicano, conducido por la figura polémica de Santa Anna) o deportivos (como el fútbol mexicano, que generalmente ha estado por debajo del profundo interés de la población). En ese sentido no se precisamente como se podría interpretar el futuro del Tri, que quedaría entonces emparentado con otro monosílabo de tres letras, el PRI. Esperemos que, de ser el caso, se tome de esta última organización la estabilidad, y no otras... enseñanzas negativas.
Por otro lado, mañana es el primer partido de la Selección en el Mundial del 2014, en contra de Camerún y los que seguimos el fútbol tenemos la no fundamentada esperanza de que este sea una Copa diferente a todas las del pasado.
-Por Eduardo Enríquez
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